1. Valores y normas de comportamiento
La educación en valores es un concepto que está presente de forma permanente en todos los ámbitos relacionados con la enseñanza y el desarrollo de los niños y la formación de la personalidad para que llegue a ser buenas personas en el futuro. El respeto, la humildad, la cortesía, el agradecimiento, la no violencia, etc…… son considerados fundamentales en la educación de los niños, pues suponen elementos básicos para la convivencia, y son precisamente algunos de los valores fundamentales que se relacionan con las artes marciales. ¿Se os ocurre un contexto más apropiado para fomentar estos valores que una clase de artes marciales?
2. ¡Saludo! Externalización de los valores
El saludo representa el respeto y la cortesía
Bueno, contestando a la pregunta anterior, alguien podría apuntar (no sin razón) que estos valores pueden estar presentes también en cualquier práctica deportiva y que no son exclusivos de las artes marciales. ¿Qué las hace entonces especiales en este sentido? Pues que en un partido de fútbol o en un entrenamiento de voleibol estos valores están implícitos, es decir, forman parte de la práctica pero esto no se pone de manifiesto externamente. Sin embargo, en una clase de artes marciales los valores no solamente están presentes de manera implícita, sino que se manifiestan explícitamente en multitud de ocasiones: en cada saludo al compañero o al maestro o a los maestros de antaño, en la forma de sentarse, en el orden de la fila, en los rituales y verbalización del agradecimiento al final de clase…… y un largo etcétera.
3. Un artista marcial siempre se comporta como tal
Suelo decir a menudo a mis alumnos más pequeños frases como ““Un karateka nunca, nunca, nunca pega””. ¿Os imagináis a un profesor de tenis diciendo a sus alumnos ““un tenista nunca, nunca, nunca pega””? Suena raro ¿verdad? Evidentemente el profesor de tenis no permitirá que sus alumnos se peleen en clase, y desaprobará que lo hagan fuera, pero el comportamiento del alumno como tenista se circunscribe al lugar y horario de práctica. Esto no ocurre con las artes marciales. Un artista marcial lo es 24 h. al día, y debe comportarse como tal siempre: en el tatami, por supuesto, pero también en casa, en el colegio, en la calle…… Lo que se aprende con el maestro de artes marciales se aplica en todo lugar, en todo momento y, con suerte, durante toda la vida.
4. ¡Las artes marciales son divertidas!
Parece que lo está pasando bien ¿no?
Bueno, ¿y qué? ¿qué tiene esto que ver con la educación? Pues…… ¡todo! Educar consiste en transmitir. El maestro emite un mensaje y el alumno lo capta y lo asimila…… ¿o no? Todos hemos estado en el colegio, el instituto y la universidad en clases aburridas, de esas en las que llega un momento en el que no se escucha al profesor. El maestro emite un mensaje, pero no llega al alumno. Sin embargo cuando uno se divierte, cuando está disfrutando haciendo algo, pone en ello los cinco sentidos. No es que el mensaje llegue, es que estamos deseando recibirlo y hacerlo nuestro. Por eso el juego, siempre al servicio del propio arte marcial, puede (y tal vez debe) ser una parte fundamental de cualquier proceso educativo o de enseñanza-aprendizaje y, por lo tanto, de las clases infantiles de artes marciales.
5. La disciplina: cada cosa tiene su momento
“Hola Maestro. Le traigo al niño porque es muy inquieto y necesita disciplina”. ¿Cuántas veces habrá ido un padre o una madre con esta idea a una escuela de artes marciales? Pues no van desencaminados en absoluto. Generalmente los ejercicios marciales requieren de gran nivel de coordinación y precisión, lo que obliga al alumno a aumentar considerablemente el grado de concentración y de atención. Es verdad que la práctica le ofrecerá momentos en los que pueda dejarse llevar por sus inquietudes y ser más creativo, pero también habrá muchos otros en los que se le exigirá guardar la compostura y actuar acorde a unos patrones determinados por el correcto desarrollo de la clase. El alumnos, por tanto, aprender a distinguir estos momento y a someterse, cuando es necesario, a la disciplina del grupo.
6. El esfuerzo tiene premio: los cinturones
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Los cinturones de color son muy útiles en proceso de enseñanza-aprendizaje
Uno de los cambios fundamentales en la evolución de las artes marciales de sistemas de combate a procesos educativos fue la instauración de los grados. ¿Qué supone esto para la enseñanza con niños? Pues que el proceso de aprendizaje se divide en pequeñas etapas, que hacen a los alumnos tener claro qué deben aprender y tener un objetivo a corto plazo. Esto supone una excelente motivación y además deja claro al alumno lo que se espera de él en cada momento, en qué debe centrarse para progresar y, sobre todo, ¡que el esfuerzo tiene recompensa! Para mí es fundamental fomentar entre mis alumnos la capacidad de trabajo y hacerles ver que el esfuerzo y la constancia son sus principales armas para conseguir todo lo que se propongan, en cualquier ámbito de sus vidas. Creo, personalmente, que este es uno de los mensajes más valioso que puedo entregarles.
7. Relación con los compañeros a través del contacto físico
El contacto físico favorece una relación más íntima
Agarrar, tirar, empujar, golpear, derribar, arrastrar, forcejear, proyectar, chocar…… todos estos verbos describen situaciones que se dan constantemente en las clases de artes marciales. Y suponen una interacción física pero también emocional con los demás, en un ambiente en el que es absolutamente imprescindible el respeto y la complicidad, pues de otro modo los alumnos estarían en un permanente conflicto entre sí. Se aprende así a confiar, sabiendo que no hay malas intenciones, y la relación con el compañero se vuelve, de alguna manera y a través del contacto físico, más íntima, más personal. La práctica en parejas favorece aún más esta intimidad, que se va adquiriendo con cada uno de los compañeros con los frecuentes cambios de pareja. Al fin y al cabo, uno no deja que le agarre, le empuje o le golpee cualquiera ¿verdad?
8. Confianza y seguridad en uno mismo
Practicando artes marciales, el niño no solamente aprende a confiar en los demás, sino también en sí mismo. Enfrentarse a los compañero o asumir los retos de un examen, por citar situaciones descritas en los puntos anteriores, suponen un reto que, una vez superado, les demuestra de lo que son capaces. Y sentirse capaz de manejar estas situaciones es muy importante. En estos tiempos muchos padres pretenden que sus hijos aprendan a defenderse en las clases de artes marciales, incluso como medio para combatir en bullying. Aprender a reaccionar en situaciones extremas, incluso para los adultos, es muy complicado. Pero un niño con autoconfianza seguramente podrá afrontar estas situaciones de forma más adecuada que si no se siente seguro de sí mismo. Sentirse seguro y capaz de enfrentarse a problemas y actuar para solucionarlos dará al niño una estabilidad emocional que le ayudará en cualquier situación adversa que se le presente, ya sea una agresión verbal o física, una mala decisión que tiene consecuencias, un problema con los estudios, etc……
9. Desarrollo psicomotriz integral
Una de las muchas formas de estructurar los componentes de la psicomotricidad
Hasta ahora hemos abordado los aspectos sociales y emocionales de la educación, pero no debemos olvidar que no solo la mente de los niños está en desarrollo, sino también su cuerpo, y éste es parte también del proceso educativo. Tanto es así que cuestiones que suelen tratarse en la Educación Física como la lateralidad, el esquema corporal o la percepción espacial y temporal afectan de forma determinante a procesos como la lectura y la escritura, por ejemplo. Cuando hablamos de psicomotricidad, que es el concepto a desarrollar en edades tempranas, nos referimos a controlar el cuerpo, a coordinar los miembros superiores e inferiores e identificar en qué posición están en cada momento, a trabajar con ambos lados, a mantener el equilibrio, a respirar adecuadamente, a reaccionar ante un estímulo, a aprender a moverse en el espacio y en relación a otros…… ¡todo eso es justo lo que trabajamos con las artes marciales!
10. Cualidades físicas, una mejor calidad de vida
Pero cuando los niños empiezan a hacerse mayores, se hace necesario también el trabajo de la condición física para establecer unas bases sobre las que asentarse en un futuro. ¿Es importante estar fuerte, ser rápido, aguantar mucho tiempo un esfuerzo, ser flexible, etc……? Pues para las artes marciales todo esto es importante, por supuesto, pero para la vida diaria también. La calidad de vida de una persona viene determinada por muchos factores pero desde luego disfrutar un corazón fuerte y sano, no tener dolores de espalda o subir y bajar escaleras sin necesidad de parar a recuperarse en cada descansillo son algunos de ellos. Por eso desde la infancia tardía y la pubertad conviene empezar a construir una buena condición física y precisamente las artes marciales trabajan todas las cualidades. ¿En qué clase de artes marciales no se trabaja la fuerza, la velocidad, la resistencia o la flexibilidad?
Por esto, por los nueve puntos anteriores y por muchas cosas más, las artes marciales son sin lugar a duda una de las mejores herramientas educativas a nuestro alcance. De todos (padres, maestros y alumnos) depende que las clases infantiles de artes marciales consigan finalmente el objetivo propuesto: contribuir a la educación y al desarrollo integral del niño.
Juan Antonio García Ruiz
www.karatekidokan.com
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LAS ARTES MARCIALES Y DEPORTES DE COMBATE EN EDUCACIÓN FÍSICA.
UNA MIRADA HACIA LO EDUCATIVO.
José Ignacio Menéndez Santurio Doctor en Educación. Universidad de Oviedo, España
UO194643@uniovi.es
RESUMEN
Las artes marciales y deportes de combate son fenómenos que actualmente tienen gran interés deportivo y social. Sin embargo, la presencia de estas prácticas en la asignatura de Educación Física siempre ha estado relegada a un segundo plano debido a los estereotipos y prejuicios que poseen. A lo largo de este artículo teórico se determina la conceptualización y caracterización de las artes marciales y deportes de combate, señalando algunas de las disciplinas más conocidas y reconocidas. Posteriormente, se analiza la presencia de estas prácticas en los diferentes currículos de Educación Física nacionales e internacionales y se destacan algunos de los estudios más significativos que las han utilizado como contenidos educativos. Finalmente, se presenta la conceptualización y caracterización de un deporte de este grupo que ha comenzado a investigarse en los últimos años en el ámbito de la Educación Física escolar: el kickboxing en su versión educativa. Se señalan las investigaciones más importantes que se han realizado y se muestran algunos de los beneficios más significativos derivados de su práctica en el contexto escolar.
PALABRAS CLAVE: Kickboxing educativo; educación primaria, educación secundaria; modelos pedagógicos; artes marciales. EmásF, Revista Digital de Educación Física. Año 8, Num. 48 (septiembre-octubre de 2017) http://emasf.webcindario.com 109
1. CONCEPTUALIZACIÓN Y CARACTERIZACIÓN DE LAS ARTES MARCIALES Y DEPORTES DE COMBATE.
Las artes marciales y deportes de combate (AAMM y DDCC) llevan practicándose desde hace miles de años. Constituyen un fenómeno deportivo de gran interés actual debido al significativo aumento de su práctica en los últimos años (Bottenburg, Rijnen, y van Sterkenburg, 2005; Loftian, Ziaee, y Mansournia, 2011; Vertonghen y Theebom, 2010; Vertonghen, Schaillée, Theeboom, y De Knop, 2015). Las AAMM y DDCC son generalmente conceptualizados como métodos de combate y/o autodefensa, y normalmente suelen incluir y combinar aspectos físicos, estratégicos, filosóficos o tradicionales (Tadesse, 2016). Presentan por ello un carácter ofensivo y/o defensivo cuya práctica se puede realizar tanto de forma desarmada como a través de la utilización de armas propias de cada sistema (Woodward, 2009). Las artes marciales “modernas” suelen tener origen asiático y son generalmente deportes de combate modificados para practicarlos con fines de autodefensa, como simple recreación/ocio o en formato deportivo (por ej., el kickboxing, el muay thai o las novedosas artes marciales mixtas).
Por el contrario, las artes marciales “tradicionales” (p. ej., aikido, hapkido, taichí), a pesar de que tienen el mismo origen, suelen estar más asociadas al desarrollo personal, espiritual, mental, meditativo (Woodward, 2009). Asimismo, también se encuentran aquellas AAMM y DDCC que no tienen raíces orientales pero que son practicadas y reconocidas en diferentes partes del mundo, algunas de ellas de forma muy significativa (Tadesse, 2016). Las más significativas son: la capoeira (Delamont y Stephens, 2008), el sambo o el boxeo, conocido como “el deporte de todos los tiempos”, con una historia de su desarrollo de más de 5000 años (Degtiariov, 1992). Muchas de las AAMM y DDCC, especialmente los más “tradicionales”, suelen reunir una serie de características comunes que las diferencian de otras prácticas (Rosa, 2007): Son formas de lucha altamente eficaces en caso de combate real. Exigen un alto grado de destreza y capacidades volitivas. Están fuertemente jerarquizadas (modelo heredado de los sistemas políticos y sociales orientales del pasado) y sus maestros, aquellos que detentan los “secretos” del arte, tienen un “poder” absoluto. Reclaman tener una filosofía propia. Prevalece la relación individual maestro-discípulo. Presentan unas características auto-reproductivas, esto es, los alumnos o “discípulos” más adelantados ayudan al maestro y, más pronto o más tarde, llegan también a ser maestros. (9) A estas características se suman una serie de usos sociales de remarcada importancia (Rosa, 2008): Deportivos (internacionalización de las competiciones), profesionales (actividad remunerada), de integración (poblaciones consideradas de riesgo), higienistas (salud EmásF, Revista Digital de Educación Física. Año 8, Num. 48 (septiembre-octubre de 2017) http://emasf.webcindario.com 110 y desarrollo personal), de seguridad (preparación militar, fuerzas de seguridad), artísticos (estilos corporales o de vestuario), de gestión/administración (la incorporación de preceptos de las “filosofías” marciales y del Extremo Oriente en los manuales de gestión) y turísticos (los locales de Shaolin en China, o el Aikikai en Tokio, entre otros). (39) La cantidad de AAMM y DDCC que se pueden enumerar es muy vasta y diversa (ver Green y Svinth, 2010 para una extensa lista), pese a que muchas de estas prácticas aún carecen de un espacio propio dentro de la epistemología de las AAMM y DDCC (Rosa, 2007). Jiujitsu, judo, aikido, kungfú, taichí, hapkido, karate o taekwondo son algunas de las más practicadas y reconocidas. Sin embargo, tan solo el taekwondo, el judo y la lucha tienen carácter olímpico, a lo que se suma el karate, que tendrá presencia en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
2. ARTES MARCIALES Y DEPORTES DE COMBATE EN EDUCACIÓN FÍSICA.
A pesar de que, tal y como hemos visto en el epígrafe anterior, son notables el numero de investigaciones sobre las AAMM y DDCC en el colectivo infantil y juvenil, su implementación dentro del currículo español de Educación Física sigue sin tener una presencia significativa (Camerino, Gutiérrez, y Prieto, 2011; Menéndez y Fernández-Río, 2014a, 2014b). De hecho, en España, en el año 2003 tan solo un 2- 6% del alumnado había practicado AAMM y DDCC durante la etapa de escolarización (Gutiérrez, Espartero, Pacho, y Villamón, 2003). En ese sentido, el trabajo de Theeboom y De Knop (1999) ofrece una interesante visión de la situación de las AAMM y DDCC en el currículo escolar de varios países europeos (Tablas 1 y 2). Como se observa en las tablas, en España tan solo destaca la presencia del judo, aunque en líneas generales, las AAMM y DDCC no están incluidos de forma regular en los currículos de Educación Física españoles.
Las principales causas de la ausencia de estos contenidos en la asignatura de Educación Física son, principalmente la formación académica de los docentes, las instalaciones y materiales de los que disponen los centros educativos, las demandas e intereses del alumnado, las experiencias e intereses del profesorado, la escasez de propuestas didácticas, a lo que se le añade la importante cantidad de prejuicios y estereotipos a los que están sometidos estas prácticas, asociándolas generalmente a la violencia, la agresividad y las conductas antisociales (Casterlanas, 1990; Estevan, Ruiz, Falcó, y Ros, 2011; Robles, 2008). Esta cuestión es aún más acentuada cuando se trata de deportes que se acercan al deporte espectáculo, con mayor peligrosidad y dureza (Durán y Pardo, 2006), que al de carácter educativo (Gutiérrez, 1998). La consecuencia final es la creación de un clima cargado de miedos que merma las posibilidades de introducir estos contenidos de forma educativa por los profesionales del área (Menéndez y Fernández-Río, 2014b). En ese sentido, Menéndez y Fernández-Río (2014b) apuntan que: Por desgracia, este tipo de actividades de combate son las que sufren mayor desprestigio social, en gran medida debido a la realidad deportiva profesional que viven y en la que se apoyan los medios de comunicación para proporcionar una información estereotipada. (34) Además, las AAMM y DDCC siempre han sido prácticas masculinizadas y, a pesar de la renovación pedagógica que ha tratado de fomentar prácticas deportivas de carácter coeducativo y neutro, aún siguen estando asociadas al género masculino (Camerino et al., 2011). A pesar de que, como se ha mencionado anteriormente, la presencia de estas prácticas es muy limitada los currículos españoles de Educación Física, existe una destacable cantidad de estudios que han analizado las posibilidades de las AAMM y DDCC dentro de esta área (p. ej., Espartero, Gutiérrez, y Villamón, 2005; Robles, 2008; Tejero-González, Balsalobre-Fernández, e Ibáñez-Cano, 2011; TejeroGonzález, Ibáñez-Cano, y Pérez-Alonso, 2008; Villamón, Gutiérrez, Espartero, y Molina, 2005). Asimismo, a nivel internacional, también es notable el número de investigaciones que se han llevado cabo (p. ej., Alencar, Silva, Lavoura, y Drigo, 2015; Brown y Johnson, 2000; Chyu, Feng, Esperat, y Ochoa, 2010; Figueiredo, 2009; Lakes y Hoyt, 2004; Twemlow y Sacco, 1998; Zivin et al., 2001). Dentro del ámbito de la Educación Física, pese a que el judo es el arte marcial que más se ha aplicado dentro del área, ya sea en el contexto español (Espartero et al., 2005; Villamón et al., 2005) como mundial (Simões, Gomes y EmásF, Revista Digital de Educación Física. Año 8, Num. 48 (septiembre-octubre de 2017) http://emasf.webcindario.com 112 Avelar-Rosa, 2012; Theeboom y De Knop, 1999), se tiene constancia de trabajos que han aplicado varios tipos de AAMM y DDCC en esta área, a saber: defensa personal (Potenza, Konunkman, Yu, y Gümüșdag, 2013; Tejero-González et al., 2011, TejeroGonzález et al., 2008), aikido (Gálvez, 2004), kickboxing (Menéndez y FernándezRío, 2014a, 2014b, 2015b, 2016a, 2016b, 2017; Fernández-Río y Menéndez, 2017), taekwondo (Turkmen, 2013), kungfú (Alencar et al., 2015), capoeira (Hortiguela, Gutiérrez-García, y Hernando, 2017), boxeo (Barbouchi, 2007), savate (Menard, 2000), esgrima (Ruiz, 2012), taichí (Wright, 2001), lucha (Destanni, Hanon, Podlog, y Brusseau, 2014), sumo (Alencar et al., 2015), karate (Mujanovic, Kahrovic, y Hadzi, 2012) o kendo (Koda, Nakamura, Kobayashi, y Hasegawa, 1997) El protagonismo que poseen los juegos y deportes colectivos va en detrimento de otro tipo de contenidos, lo que trae como consecuencia la pérdida de diversidad en el currículo (Treanor, Graber, Housner, y Wiegand, 1988). Los currículos de Educación Física no solo deben promover la pluralidad de aprendizajes motores, sino también ofrecer al alumnado una amplia variedad de contenidos que fomenten su cultura deportiva (Camerino et al., 2011). Por ello, la implementación de las AAMM y DDCC como contenidos educativos puede traer importantes beneficios educativos a nivel motor, conceptual y actitudinal.
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05 Junio 2019